Estos primeros meses del año también estuvieron marcados por decisiones que tomamos que sería trascendentales en nuestras vidas y como pareja.
— COMPRA EN TORRE DEL MAR
A principios de años, gracias a muchos ruegos y oraciones míos y sobre todo de mi madre que tiene la línea directa al cielo, conseguimos un apartamento en el edificio Torre del Mar como tanto queríamos, además, para mejores y todo, a un precio pre-boom. El último se su clase porque a las semanas se vendió un piso más abajo que nosotros por muchos miles de más. Claro que al apartamento hubo que meterle mucha mano porque era el producto de 20 años de alquiler a diferentes inquilinos de todo tipo, pero la verdad, es que prefería mil veces pagar las reformas y hacerlo totalmente a mi gusto que pagar el apartamento alto porque ya tenía unas reformas que no necesariamente irían con mi estilo.
Además de la hermosa vista al mar, de tenerle cariño al edificio por hacerme criado en él y de lo espacioso y bien distribuido del apartamento, un atributo sin igual es el hecho de que mi madre sigue viviendo ahí y no hay nada como que la mamá de uno esté a un viaje de elevador, madre e hijas nunca terminan de cortar el cordón, o por lo menos en mi familia.
Hechos todos los tramites para la compra y aun mientras salía el préstamo del banco, nos dieron la autorización para empezar las reformas, y en esas empezamos, tirando abajo un montón de cosas y metiéndonos a decidir sobre otras, Chela se volvió nuestra Hada Madrina para hacer nuestras peticiones realidad y peleando con la poco romántica parte de luchar con los gremios. Una odisea que estuvo cerca de tomar un año….
— VENTA DE TORRES EBBELLE
Ya metidos en la compra del nuevo apartamento estaba la cuestión de vender el que habitabamos, porque de ahí saldría el dinero para hacer las reformas sino… ni chance!! Anuncios en el periódico, avisos a corredores, alerta a los amigos etc me trajo enseñar el apartamento una y otra vez, por el tamaño y el área curiosamente lo que más llegaban a verlo eran venezolanos, quienes comenzarón su éxodo a Panamá hace un par de años y siguen llegando a manos llenas. A través de una amiga vino a verlo quien sería nuestra compradora, le encantó la casa y comenzamos los trámites. Quedamos en entregarlo en un par de meses después de comenzados los trámites y por supuesto una vez hubiera salido la escritura… no pensabamos que ibamos a quedar indigentes, empacaba la casa para salir en semanas cuando la nuestra estaba a meses de ser entregada…
— REGRESANDO DE BOCAS DEL TORO
En uno de nuestros viajes en pareja a la capital, puesto que Darío pasaba la mayor parte del tiempo en Bocas, asistimos a un evento de Purina-Nestle donde Darío se encontró con viejos colegas y jefes y como quien no quiere la cosa le dijeron que hasta cuándo su onda bohemia que tenían un puesto por llenar de Gerente de Mercadeo Regional. Y así como quien dice medio en broma comenzaron las conversaciones medio en serio y nos planteamos el momento de regresar ambos a vivir a la ciudad juntos nuevamente todos los días de la semana. En mayo Darío dejaba atrás las sandalias, los shorts y las gorras para enfundarse en traje y corbata y trabajar de zapato cerrado y gomina en el pelo…
Nos negamos a cerrar el ciclo de Bocas totalmente así que conservamos el Café dejándolo bajo la admisnitración de las chicas que ahí trabajaban monitoreando desde Panamá y sin dejar nuestro pequeño apartamento al cual con cariño llamabamos «nuestra ratonera».