El 8 de diciembre es el Día de la Madre en Panamá. Es un día festivo, feriado nacional y muy celebrado. Y es que, por supuesto que aparte de las maravillas del amor incondicional de los hijos (o mejor dicho de una por los hijos) los ojos, las miradas, las sonrisas y todas las demás bondades de la maternidad, la cruda realidad es que ser madre es duro y muy sacrificado. Nos merecemos, muy justamente, el día feriado, todos los regalos, chocolates, flores que nos den ¡¡y más!!
Aquí sólo 16 razones para quitarle la duda al que le quede…
1.- No vuelves a comer caliente… ni con calma.
2.- No hay más cafecitos matutinos leyendo el periódico, nos consideramos satisfechas con leer de reojo los titulares y si pasamos de la primera plana nos damos con un canto en los dientes de la dicha.
3.- NO VUELVES A DORMIR, eso se convierte en un lujo monopolizado por ¡las solteras, madres con hijos en la universidad o las abuelas! No es un cliché, es cierto
4.- No sabíamos lo que era sentirte culpable hasta que fuimos madres y, después, en diferentes grados, será el sentimiento que nos acompañe siempre. Porque no pasamos suficiente tiempo con ellos. Porque fuimos muy condescendientes, o muy estrictas. Porque extrañamos pasar tiempo a solas. Por apagar el celular toda una tarde. Etc. Etc. Etc.
5.- Una se pierde tres, de cada cuatro buenos estrenos del cine.
6.- Los bares que creemos de moda pasaron hace rato, los que realmente están de moda ni los conocemos.
7.- Las salidas nocturnas, una vez que vemos que son las once, las sufrimos más que las disfrutarlas. Le estamos robando tiempo preciado al sueño, porque los hijos se van a levantar temprano de todas maneras.
8.- Olvídate de las noches que decías “qué me sirvan otro trago que ¡Hoy me la pego!”. Ya eso no tiene gracia cuando no hay tiempo para dormir la mona al día siguiente y además toca pasar la resaca con un niño en pleno apogeo de sus “terribles dos”.
9.- ¡Ah¡ ¡Nos toca volver a la escuela! Además de a estudiar matemáticas, física y química, a resolver los problemas sociales que tampoco lo supimos hacer en su momento. Primaria y los asuntos de los amiguitos que hacen feos y chifean. Secundaria y los problemas hormonales y los enamoramientos primeros correspondidos o no.
10.- A través de nuestros hijos volverán a rompernos el corazón por primera vez y nos haremos un ocho tratando de explicar que de eso, uno no se muere, pareciera, pero no.
11.- Otra: Se nos arruinó el shopping. El 80% de las compras está absorbido por marcas como “Carter”, “Disney”, “Baby GAP” y hasta “Mattel”. Y, si no es así… ¡nos sentimos culpables!
12.- Hay un montón de fines de semana que matamos por salir de la ciudad y nos quedamos para la práctica de ballet de nuestra hija, que tiene dos pies izquierdos, y por ende en la carísima función de final de año será un árbol en el fondo del escenario.
13.- Requerimos de mucho amor de madre para aguantarnos esa larga función de fin de año donde, de doscientas niñas, sólo unas tres tienen talento.
14.- Las que tienen niños por todos esos partidos de fútbol bajo un sol de raja tabla a los que asistimos, en los cuales hacemos aspavientos y saludos para que nos vean nuestros retoños sonreirles y darles ánimo mientras, al borde de la deshidratación, le decimos al vecino «ese es mi hijo, el de la banca».
15.- Y las horas entre 6pm a 8pm ya no volverán a ser de Happy Hour. Ahora son «la hora del vampiro». Horas al final del día cuando los niños están cansados e irritables y hay que empujarlos para que cenen, se bañen y se acuesten a dormir.
16.- El futuro se ha convertido en un monstruo de siete cabezas. ¿Estoy ahorrando suficiente? ¿Podré mandar a mis hijos a la Universidad donde quieran? ¿Qué tan asegurada estoy en salud y vida? ¿Si me pasa algo? Etc. Etc. Etc. ¡qué estrés por Dios!
Seguro se me pasan un millón de cosas más pero, aun a pesar de todo esto, queremos ese día feriado, esas flores y esos regalos porque… ¡es nuestro día y disfrutamos ser madres!