Cuando mi chiquitica llegó a mi vida vino para cambiarla. Me volví más paciente, más tolerante y menos enfocada en mí misma. Si alguien me hubiera dicho apenas semanas antes de que tomara la decisión que iba a perder los papeles, como lo he hecho, por un perro (y para colmo un chihuahua) me hubiera reído pero ya ven, hoy cumple 9 años y puedo decir que es, cuando poco, la relación más estable que he tenido en mi vida.
A Lola le dediqué mi primera entrada a este blog, el 8 de mayo del 2006 y ahí conté como me robó el corazón. Me ha aguantado viajes en mi soltería donde la dejaba hasta por tres semanas en casas adoptivas. Horas en el estudio de pintura y en mi restaurante La Bohème. Un novio que le robaba espacio en la cama y con el que, además, terminé casándome. Viajó en una incomoda caja en el área de equipaje de una avioneta de ida y vuelta semanal a Bocas del Toro por un año.Varias mudanzas, una hija, luego otra, en fin, que ha estado conmigo en todos los momentos por ya casi una década y, todavía, es el recibimiento más efusivo que me dan al llegar a casa.
Mi Lola… mi chiquitica… ¡te quiero!
¡FELIZ CUMPLEAÑOS!