Ya sé, estoy tarde, tenía toda mi intención de hacerlo para el día de la Madre pero ya ven, cayó en fin de semana y… yara, yara, yara….
Podría escribir sobre mi experiencia de la maternidad pero de eso escribo a cada rato, por eso quiero dedicarle este espacio a mi madre Maria Jose Magallon.
Quiero agradecerle ser tan especial. Incluye lo paciente que es y lo dispuesta a echar una mano siempre.
Desde cuidar a sus nietos, hacer préstamos de urgencias, acompañarme a mis visitas hospitalarias de urgencias o para lo que se la necesite.
Bien que no sabe decir que NO y por eso queda en cada berenjenal más alucinante que otro pero, aun así, lo termina haciendo con gusto.
Mi madre me enseñó a hacerme la cama, sacar el polvo, doblar sábanas y limpiar la cocina.
A jugar en el campo con bebes hechos de caras talladas en pepinos enormes. Zoológicos de animales compuestos de papas de diferentes tamaños unidos por palitos de dientes. A recoger caracoles en conos de papel periódico y a subirme a los árboles (con vestido).
A hacer pegamento con harina y agua y goma de borrar con miga de pan. A bucear y a agarrar mariquitas, a respetar el sueño ajeno y tratar a los demás como me gustaría que me trataran. A gradecer por las “vacas gordas” y a ser cautelosa y ahorrativa para las “vacas flacas”.
No siempre soplaron los mejores tiempos en mi casa y jamás oí a mi madre quejarse de carencias y recelar suertes ajenas. Es más, yo ni cuenta me di, lo vine a saber más tarde.
De cada limón que le haya tocado, mi madre siempre supo hacer una buena limonada. Nos llenó la infancia de recuerdos divertidos y familiares y la vida con confianza en nosotras mismas y nuestras capacidades.
Mi madre, sobretodo , nos dio cariño (probablemente por eso mismo no sé, ni quiero, hacerlo diferente con mis hijas) aun cuando nos disciplinara.
Nos enseñó a decirle siempre la verdad “¡Antes se coge a un mentiroso que a un cojo!”, “Yo les aguanto todo menos mentiras”. Y aguantó mucho.
Le hemos dicho cosas a mi madre que ha aguantado impávida pero nos reforzó la confianza en ella. No hay nada, nada, de lo que yo no me sienta en libertad de hablar con ella.
Gracias a mi madre, María José Magallón, por forjarme, y gracias por darme un modelo de maternidad para seguir.
Mamá…¡Te quiero!
2 comentarios