Ya, es 14 de febrero, desde la madrugada FB, twitter y la nebulosa desbordan sobre todo tipo de mensajes de amor y amistad. Pero, será porque acaban de pasar los carnavales, porque mañana tengo una reunión de trabajo que me acapara, porque ando con sueño atrasado o, porque este año simplemente estoy hecha una party-pooper, el asunto es que no me siento con las ganas de armar alboroto. Y miren que yo soy de las que celebro hasta el día internacional de la mosca.
Una de las maravillas de San Valentín –día que está transcurriendo afuera de mi ventana pero ante el cual ando impermeable (no me traspasa ni un poquito de su espíritu)- es que es el día en el cual, oficialmente, esta permitido –y perdonado- ser kitsch. Así se vale salir de rojo con corazones, con ropa que diga LOVE, comprar, regalar o recibir peluches (que acabaran en un armario cogiendo polvo y ácaros) con cintas y lazotes rojos y desproporcionadamente grandes, pasear con globos de helio llenos de besos y “te quieros”. Piruletas de corazones, chocolates Kisses hasta en el banco, tarjetas con luces y canciones, flores sueltas o en adornos (con más lazos y globos plateados), cenas con menús especiales con copita de champan baratonga y todas esas chorradas están permitidas y además, hoy, son consideradas “LINDAS Y ROMANTICAS”.
Y yo, que tengo mi lado kitsch como el típico perro del patio -amarrado para que nadie lo vea pero que se escapa de vez en cuando- resulta que no me levanta el ánimo romanticón ni escuchar 100 veces seguidas “Love is in the Air”. Quién me iba a decir A MI que yo estaría un San Valentín mirando con actitud de ¡paren el exceso de cursilería! Ahora bien, ¿cariño? ¿estás ahí? Porque si te manifiestas con un buen regalo seguro que me pongo en sintonía rapidito ¿eh?
Para no seguir de plomazo aguafiestas les copio parte del escrito del año pasado para la fecha. Que por lo visto estaba más acorde con la celebración e hice hasta mi investigación “graciosilla”…
ME QUIERE, NO ME QUIERE…¿QUIERES SER MI VALENTIN?
“No tantos sabemos a ciencia cierta de qué va la fecha, más allá de flores, postales, chocolates, regalos y muchos, pero que muchos, corazones por todos lados. Hecha mi pequeña investigación, encontré que se lo debemos a un sacerdote llamado Valentín en la Roma del siglo III. Parece ser que los romanos, siempre en pie de guerra, no permitían que sus soldados se casaran, alegando que el hombre soltero rinde más en batalla sin pensar en la familia (Aquí yo les preguntaría, en verdad ¿quién pelea mejor: el que no tiene nada que perder o el que quiere volver a casa a toda costa? pero bueno, estoy siglos tarde para ese rollo). Parece ser que el querido cura Valentín decidió unir a las parejas que quisieran contraer nupcias contra corriente, eso sí, bajo el rito cristiano.
Tantos novios contentos y satisfechos lo hicieron famoso y el emperador Claudio II lo mandó llamar para conocerlo. Casi, casi, que Valentín lo convierte al cristianismo pero (y aquí está la importancia del “pero”), las presiones políticas tuvieron más peso y en vez de un cristiano más para aquella perseguida religión… se ganó la sentencia de muerte. En “el pasillo de muerte” al sacerdote le dio tiempo a enamorarse de una chica a que aleccionaba y, el día antes de morir, le mandó una postal de despedida que firmó como “tu Valentín”. De ahí la típica frase de “¿serás mi Valentín? O a la gringa, Would you be my Valentine?”. Valentín sufrió una de esas poco dulces muertes romanas el 14 de febrero.
Muchísimos años más tarde la Iglesia Católica lo canonizó para asignarle el día y acabar con un relajo entre parejas a raíz de una fiesta pagana que se celebraba el 15 de febrero.
Ahora bien, el angelito con alas es una adorable chapuza que surge cuando uno quiere emparapetar una cosa con otra encima. Los griegos adoraban al dios del amor Eros, los romanos lo adoraron pero le renombraron Cupido, los cristianos fueron y le pusieron alitas para adoptarlo convertido, ya no como dios sino como mensajero querubín y así, todo hecho un engendro, quedó para listo inmortalizarse en todas las tiendas Lynn’s Halmark.”