Ya hace dos fines de semana, en la piscina con los niños y mi hermana, miramos un cielo que estaba mayormente encapotado ¿será que se nos va el verano? Pero ¿ya? ¿tan prontito?
Desde la semana pasada el tiempo cambió. La brisa de verano cesó (el vendaval que hay ahora es un frente frío que viene bajando de la USA y eso es otra historia) y la humedad y el sopor se instalaron en el ambiente -porque, aquí, cuando se acaba el verano es cuando realmente comienza el calor-.
Me la paso sofocada y sudando todo el día y entonces me pregunto ¿será que el verano se fue antes de que llegara el mismísimo marzo o es que esto de las 40 primaveras me está pasando factura?
Porque vamos, yo siempre he sido mas bien friolera y estos calores ya me mosquean. Cuando terminé sacando un abanico de lo más español en plana cafetería me preocupe seriamente. Por los pelos me di por salvada –digo yo- cuando vi que otra gente se secaba el bigotillo y que el dueño hacia señales para que subieran el aire acondicionado que la gente se quejaba (¿o sólo fui yo?)
Afuera, ¡gracias a Dios! los guayacanes morados en flor me confirmaron que estamos cambiando de estación. En cuestión de días florecerán los amarillos y será la señal inequívoca de que entramos en el tiempo de lluvias (y mosquitos, y humedad, y falta de brisa, parque y plan para los niños y días más cortos y todo eso hasta fin de año. That’s life in the tropic!)
Bueno, llegó nuestro “invierno” pero ¿siempre ha sido así de sofocante o comienzo a ser “especialmente” yo?
Mafalda dijo: “La vida comienza a los 40”. Mafalda es una mocosa de 5 años que, realmente, no tiene ni idea de la vida, las mujeres ni los 40, y Quino ¡menos!