Primero que todo quiero agradecer a todos los que me habéis estado al tanto e interesados en mis progresos de salud. La verdad que creo que estos días en la playa me ayudaron muchísimo a desconectarme y renovarme. Físicamente estoy mejorando a grandes pasos y por lo demás estoy en proceso de mentalizarme -y organizarme- para no acumular niveles de estrés que no valen la pena y hacen explotar la olla.
Me gustaría poder decir que fue una Semana Santa de recogimiento y reflexión pero la verdad que no fue así…(ya me cayó la cristiana culpa). Quiero profundizar nuevamente en mi lado espiritual-religioso pero, este año, los días de Pascua los usamos como ¡días de gozarnos en familia! Me impresiona lo rápido que están creciendo las niñas. Mar es toda una señorita, cariñosa, sensible y creativa, y Ana es una picarona que se está convirtiendo en una niña de lo más graciosa (esa pequeña va a hacer con todo el mundo lo que le venga en gana). Me aguo como una babosa desvertebrada cuando las veo jugar juntas y comerse a besos y abrazos entre ellas…Es que me dan ganas de ¡comérmelas con patatas!
Ni que decir que cinco días dieron para muchas actividades pero no hay nada como las que incluyen agua. NIÑOS+AGUA=DIVERSION. No hay que darle más vueltas. En el caso de mis niñas no les miro detrás de las orejas porque me puede impresionar mucho encontrarles branquias, estoy casi segura que están mutando a anfibios…
Mar contó los días para que fuera domingo “Y hoy, ¿qué día es? ¿ya es domingo? ¡¡¡Es Pascua!!!”. No está tan bien instruida como para celebrar el Domingo de Resurrección -me toca reconocer-, contaba los días para las actividades del Kids Club de “Eastern” e ir a recoger huevos.
Aquí inmortalicé el momento de las tres bajo el Corotú aconjuntadas y hasta con el conejo en el regazo de Mar (La verdad: Un calor sofocante que me sudaban hasta los codos, Ana a punto de desvanecerse, Mar espichando al pobre bicho y el conejo en un ataque de pánico y con bastante mal futuro). Nos tomó tres horas posteriores de aire acondicionado para poder medianamente recuperarnos, pero Mar disfrutó como enana buscar los huevos en el parque –sol inclemente del medio día aparte- y la verdad, que la foto quedó relinda. Digo yo, claro…
En fin, recogimos los benditos huevos, hicimos otro montón y pasamos la tarde donde los Calvosa-Kulish con más piscina, más egg hunting y más juegos de niñas (y cervecitas para los adultos ¡que nos las ganamos con mucho sudor!)
Mar está con el “¿cuándo es Pascua de nuevo?” yo simplemente aspiro a tres días libres nuevamente… Porque creo que hasta noviembre y las fiestas patrias no hay otro “puente” tan largo… ¡snif!