¿Se han fijado cómo se rascan los niños las picadas de mosquito? Es algo automático, secuencial, interminable. Pueden haber perdido media pierna bajo las uñas y el chorrito de sangre llegar al tobillo que ahí siguen, ñaca ñaca, sin parar.
Aquí vengo a compartirles como hago para que mis hijas no se dejen un hueco en la piel que tarde una eternidad en cicatrizar por cada picada de mosquito.
Y es que los mosquitos panameños -que junto con los tiburones, las tortugas y los cocodrilos, han mutado poco desde la era del hielo- son unos puñeteros bichos jurásicos que se alimentan de medio litro de sangre por picada. El Edward Cullen es un pobre pendejo comparado con uno solo de ellos (Edward Cullen es un pobre pendejo, punto. Pero esa es otra historia).
A lo que vamos, este es el punto cuando el daño ya está hecho, cuando nos dimos cuenta que el repelente no les hace ni plín y el niño es un campo minado.
Pues bien, esta es mi solución…
Sí, así de simple: curitas de puntito. No, no son para cubrir la herida, son para aislar las picadas de las uñas antes de que vengan las heridas.
Apenas veo que dicen «me pica«, o ni dicen pero las veo que comienzan a rascarse, les voy poniendo una curita sobre la picada hasta que se les olvida. Porque como dicen las abuelitas: dormir, comer y rascar todo es empezar…
Así se ven muchas veces cuando regresamos de un paseo al aire libre pero ¡es mucho mejor que lidiar con un montón de ronchas!
Ellas mismas me piden que les ponga curita apenas les empieza a picar. Tengo cajas de ellas en la playa, la casa, en la maleta de los paseos, la bolsa de aseo, pañalera, etc.
Otro tip para mamás…