Nos ha tocado un tiempo en que todo el mundo comparte todo y, en cuestión de asuntos de maternidad, los referentes se vuelven metas que nos imponemos y les imponemos a nuestros hijos porque «¿viste que ya toca?«.
Así los queremos forzar a ir la guardería, a dejar el biberón, el chupo, los pañales y otro montón de cosas porque a esa edad ya se supone que debería ¿supone quién? ¡al cuerno con el de la bolita mágica! cada hijo deja una etapa cuando está listo ¡Ni un día antes!
En especial mi Mar ha sido concisa y veraz con darme esa lección de la forma más natural para ella y sorprendente para mí.
MAR Y EL SUEÑO. Por errores de primeriza yo le cogía la mano a Mar para dormirse, porque me parecía de lo más tierno que «despegara» al mundo de los sueños sintiendo a su mamá a su lado ¡Seré pendeja! Seis años, SEIS AÑOS, toda su vida que a la chiquilla ha habido que acompañarla hasta que se queda dormida. Culpa mía sin duda, que la condena ha sido larga también. Si se despertaba a media noche y yo no estaba: ¡drama! Al final resolví las noches interrumpidas con dormir con ella.
Se presentó la ocasión de comprarle un juego de cuarto a las niñas con miras a que durmieran juntas. Mar, sólo de pensar que ya no iba a dormir con ella se compungía hasta la médula. Yo, de pensar en que Ana iba a tambalearse con la adaptación de la cuna a la cama opté por poner una sola de las camas que ya lidiaría con la adaptación de Mar más tarde.
Para mi sorpresa, Ana tomó lo de la cama como si hubiera sido de toda la vida y Mar apenas la vio me dijo «Mami, yo quiero dormir aquí, en el cuarto con Ana«, «¿De verdad, Mar?«, «Sí, mami«. Les instalé las dos camas más rápido de lo que canta un gallo y, desde el lunes, duermen en el mismo cuarto juntas y solas. Mar se queda en su cama -despierta- mientras yo me voy. Sin dramas, sin sicologías, sin ruegos ni amenazas, sin forzarla, sin aparecer a media noche en mi cuarto. Como lo más natural el día que ella decidió.
MAR Y EL CHUPO. Mi hija tenía tres años avanzados y aun dormía con chupo (4 chupos en la cama para ser más exactos) y cuando estaba cansada o lo necesitaba era su muletilla. No estaba preocupada por eso, no he visto a nadie en la universidad con chupo, así que era cuestión de tiempo.
Pero cuando ya rondaba los 4 años, además de tener una deformación en los dientes que le ha garantizado la ortodoncia, la presión de la gente con «¿Y cuándo le vas a quitar el chupo a Mar?» me tenía frita. Le pregunté a ella y me contestó «Cuando cumpla 4 años, mamá» ¿lo que yo pensé? «esta es una campeona mundial para postergar decisiones y se está haciendo la sueca con el tema«.
Pues bien, para dejarme con cuatro palmos de narices, la mañana de su cumpleaños de 4 años abrió los ojos, recogió sus cuatro chupos, se fue al cuarto de la hermana, se los dejó en la cuna y ¡nunca más volvió a coger chupo!
MAR Y EL PAÑAL. Cuando comencé el entrenamiento del baño, sí bien llevarla a inodoro a que hiciera pis a cada rato conseguía que no mojara el pañal, lo de la caca sólo lo controlaba ella y sólo se sentía cómoda haciéndolo en su pañal y punto.
A los dos años y siete meses bajé con Mar a pasear a Lola y no llevábamos ni un minuto cuando me dice «Quiero hacer pupú» me paré esperando que lo hiciera en su pamper «dale, te espero«, «No, mami, aquí no. En el baño« ¿Cómo? Sorry por ti Lola, porque la pobre no había alcanzado a oler un tronquito cuando de un jalón ya la estaba subiendo a casa de nuevo. Y así, el día que a ella le dio la gana, Mar decidió que había conquistado el baño y desde ese día no volvió a manchar un pamper.
ANA Y TODO LO ANTERIOR. Con mi hija menor no cometí la estupidez de la manita para dormir y desde bebé se acostumbró a dormirse solita sin ningún aspaviento. El chupo sigue siendo su muletilla y cuando le preguntó cuando lo va a dejar me mira con ojos de «pero ¿tú estás loca?«, es otra que me va a costar una ortodoncia, pero sé que lo dejará el día que esté lista, ni un día antes. Así como, naturalmente, ha dejado atrás otras etapas…
No te estreses, no los estreses, es cuestión de tiempo, sobretodo, de su tiempo…