¿Te has fijado como desconectar de las redes sociales o los chats se ha vuelto casi imposible, que estas casi que en una adicción? Ya no sé si adicción o se ha vuelto un reflejo automático y constante eso de tener un segundo libre, o ni tan libre, y ver el celular.
¿También te pasa?
¿Eso que cuando dices que vas a pasar menos tiempo en ellos y te encuentras, sin saber cómo, dando una vuelta por el Facebook, una ojeadita nada mas de dos horas al Instagram en el chat a media noche?
Si eres de los que dicen que tú jamás, pues felicidades, que bien por ti, pero, si estás aquí es porque estás dando esa vueltita extra a la redes y, como yo, a veces esta eres tú y, en ese caso tengo algo que decirte.
Yo soy de las que creo que la vida es como quieras recordarla pero ya casi que no importa lo que vives sino como lo registras.
La fiesta es un plomo, vinieron dos gatos y te estás comiendo un cable, pero no hay nada que un «boomerang» no pueda hacer ver como el momento más divertido de la historia.
No sabes como ocurrió pero ahora le tomas una foto al plato antes de comértelo y capaz que se enfría y todo antes de darle bocado pero lo posteaste con el filtro ideal y el mejor hashtag.
Por supuesto antes de terminar ese mismo plato has verificado unas dos veces mínimo a ver si alguien puso like, y si comentaron dejas cubiertos y todo para contestar.
Te encuentras deteniendo un momento de risas espontáneo para tomar la foto, por favor miren para acá, y con la risa pasada insistes, otra, otra, ahora en vertical para el Instagram stories.
Nadie toque nada que la foto me salió movida y voy a tomar otra, ¿te importaría correrte a la derecha? es que sales…. ahora sí, ya la tengo, ya pueden hacer lo que quieran, y comentas la foto mientras la fiesta avanza contigo tecleando y pegada a la pantalla que es lo mismo que decir sin ti. Pero no te estás dando cuenta…
¿Les importaría hacer orden y mirar a la cámara a ver si podemos tener una foto completa de toda la familia?. Deja eso, no hagas muecas, enderezate, sonríe, no te metas eso en la boca, otra mas. Mira como salió, ¿salimos todos bien? ¿Cómo me veo? espera sácamela desde arriba que me veo más flaca ¿otra? ¿a que nombre te tageo?
Ahora ir al baño con el celular es casi tan inseparable como ir con papel higiénico, así como dar una chequedita a las redes mientras se calienta el agua, que caes en cuenta que lo hizo cuando se empaña hasta la pantalla que estas mirando.
O, qué tal la de, hoy me acuesto temprano, solo a voy a dar la ultima chequeada al Instagram, y ¡Zas! se te fue una hora y media sin verla porque una se queda ahí pegada sin poder desconectar de las redes sociales.
Y claro, esta la de sentirse que tienes que estar disponible en el chat como si fueras ginecólogo o contestar enseguida ni que fueras el 911.
Vale, ahora las puse todas juntas y puede que digas, yo tanto tampoco, aunque claro, una cosa es lo que dices, lo que quieras creer y otra es la verdad de almorzar con el celular en la mesa, pero bueno, vamos a darnos todos el beneficio de la duda.
Yo tampoco me escapo, porque además las redes y los chats son como una fiesta de baile donde estás en la pista y el bailar es ver lo que comparten, y compartes, cometas y te cometan, escribes y te responde y, después de todo, como en cualquier fiesta, te estás divirtiendo. Sólo que la fiesta no acaba nunca, eres tú la que tiene que dejarla, y lidiar con el FOMO no es cosa fácil.
Sí, el síndrome de abstinencia de las redes sociales le conoce también como FOMO… Que corresponde a las iniciales de Fear Of Missing Out. Miedo que te da al pensar en desconectar de las redes sociales y el chat y de que por ello te vas a estar perdiendo de la escena.
No te despegas porque ¿que tal que pase algo que no te estés enterando? Hay que saber lo que pasa ¿no? O que tal que se olviden de ti… No he posteado en tantos días, he dejado el ritmo de consistencia, tengo abandonada a mis amigos….
Y si no contesto el chat en seguida, que mal, que feo, que descortés ¿se habrá enojado? Qué vergüenza…
Dejar cualquier hábito, o ya casi que adicción, nunca ha sido fácil, así como vencer cualquier tipo de miedo, por tonto que parezca cuando lo lees así en tercera persona.
La voluntad no siempre es tan fuerte.
Pero como no existe la casualidad sino las sincronizaciones, donde la voluntad a veces no llega, ocurren los milagritos camuflados de imprevistos.
Así fue como yo bajé la ultima actualización de mi celular y esta nueva versión le dio por leer que la mayoría de las conexiones WiFi no son seguras. Y llegué a Disney para encontrarme que no tenía internet ni en el hotel ni en ningún lado. ¡POR UNA SEMANA!
Me dijeron que conectara el roaming pero como ya tuve una mala experiencia previa estoy cerrada como un bombillo ante esa idea y me niego rotundamente. Así que me dejé llevar por la corriente.
Y descubrí la maravilla que es desconectar de las redes sociales, el chat y hasta el email.
Tomé pocas fotos porque me enfoqué en vivir más el momento que en registrarlo.
Mis manos estaban ocupadas con las manos de mis hijas. Mis ojos en sus caras maravilladas.
Hicimos largas colas a la antigua. O sea, sin estar toda la fila mirando los muros de Facebook o Instagram o contestando emails que pueden esperar sino jugando juegos de palmas: pulpo, pan de huevo, la toca. Y los demás nos miraban fascinados como nos concentrábamos y jugábamos cada vez más rápido y entre risas.
Al poco tiempo miramos a nuestra alrededor y varias familias estaban jugando también a las palmas.
Gracias a Dios que no tuve señal porque ha sido el viaje en el que me he sentido más presente, más conectada que nunca.
Hubo el espacio y el silencio para enfocarme en estar en el ahí y el ahora.
Además, como no había señal y no se podía hacer nada tenía cero sentimiento de culpa.
Cuando tuve «un real» de señal en algún momento escribí a email y chat diciendo lo siguiente:
«Estoy de viaje con acceso a internet limitado, te contestaré el martes 7»
Adivina qué…
¡NO PASO NADA!
Nadie se murió, colapsó, o le fue imposible esperar.
No me perdí de nada imperdible, nadie me ha preguntado quién soy que no se acuerdan y no tengo prisas por regresar de la misma manera al baile incesante que en verdad son las redes y la respuesta inmediata del chat. Como toda fiesta son divertidos, pero también ruidosas y como corrientes rápidas que te llevan.
El silencio tuvo una manera propia de llamarme con esta sincronización y me ha gustado tanto la experiencia que regresé a mí desde mi silencio. Y te invito a que justamente invites a ese silencio porque te llena más que nada en tu pantalla, te centra, te reconecta contigo, con tus pensamientos, con quién realmente eres y quienes mas te importan y les importas.
Como la voluntad no ayuda si está presente la tentación te invito a que desconectes tu señal de celular, lo pongas en modo avión de vez en cuando, y lo dejes más en casa o la oficina. Por aquello de que te sientes menos culpable si la otra persona solo ve un ganchillo de que el mensaje aun no te ha llegado.
Da risa pero como todos los miedos, el FOMO, está sobretodo en tu cabeza.
No te pierdes de nada.
Ganas muchísimo.
Ha pasado una semana y no he estado muy presente en redes ni soy Speedy Gonzalez en el chateo y por otro lado también tengo ganas de participar de nuevo, porque después de un descanso, de vivir de verdad presente y con el espacio de escuchar tus propios pensamientos, me siento con ganas de compartir desde un lugar más centrado y congruente conmigo misma.
Conectar ahora desde este estado, como lo he hecho siempre, con mucho cariño y humor (en mis redes suelo escribir más a menudo así que si quieres que estemos más cerquita te espero en mi Facebook o mi Instagram para que estemos juntas, a ratos 😉
También es cierto que me voy a dar mucho más descansos como este.
Si no contesto enseguida ya sabes que puede ser que solo estoy en mi momento de desconectar de redes sociales o chats y volveré a ti cuando esté recargada de mi misma de nuevo.
De veras espero que también te des la oportunidad y hagas lo mismo.
Desconectar, para conectar contigo, para así cuando conectes con los demás estés en el mejor lugar para ti y para ellos.
Para que puedas pensar y escuchar tus pensamientos.
Ya ves, iba a escribir de otra cosa, es más, esto iba a ser un escrito cortito en redes, y los dedos se me han ido y creo que si has llegado hasta aquí no es casualidad sino sincronización y este escrito esta hecho para ti hoy y el llamado del silencio también te está buscando.
Un enorme abrazo, p.-
P.D. Si aun no eres parte de Mi Tribu Querida me encantaría que lo fueras subscrbiendote al blog para estar mas conectados ya que hay escritos, bonos y regalitos que solo le envió a los inscritos en esta tribu maravillosa.
Me gusto este comentario, a veces detesto as redes sociales, otras me gustan y así un sube y baja.
gracias
holA Maribel así es, una relación que nos atrae y es divertida pero que ni dejamos que desate es opresora, un abrazo, p.-
Buenísimo el articulo, la vida no solo son redes sociales, la verdad que hoy dia muchas cosas se han perdido por estar demasiado pendientes de las redes, sinceramente hay que renovarse y desconcetarse por un tiempo para estar mas en paz con uno mismo y de verdad tus artículos son muy atinados.
Saludos!!!!
Hola Ariadne, todo esta bien en cierta medida pero las redes a veces nos ponen en una rápida espiral que nos descentra de nosotras mismas, un abrazo, p.-
Muy bueno, Paola. Ahora me voy de viaje y voy a intentar desconectarme. Gracias, mi linda. Anoche conocí a Carla Rey y hablamos mucho de ti. Qué belleza la vida!!!!!
Hola Ana, si el mundo es un pañuelo!! aunque te cuento que ya conociste hace unos años, cuando presente mi libro en Buenos Aires que fuisteis tan divinos de asistir, fue en su galería!! me encanta todo lo que estas haciendo
besos, p.-